Israel de la Rosa
Y aparece, inesperado17/11/2022 Pobres de aquellos que caminan perdidos por senderos de piedra y arena, desprovistos de alba. Yo, que ningún mérito poseo, que en ninguna batalla resulté airoso, recorro el suave serpenteo que traza el capricho de un corazón, y en sus recodos de vértigo azul y caramelo recobro el aliento, y me balanceo en las sílabas de un diminutivo, en el vaivén de un diminutivo huérfano, y me abrigo, a tientas, en las rizadas y dulces promesas de su deseo.
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