Relatos breves de una vida
Viejos amigos23/12/2022 Llegó de madrugada. Entró en la casa sin avisar, sin llamar antes por teléfono para decir que venía. Apareció por las buenas, apareció vestida de alba, perfumada de rosas y pan temprano. Se coló en el dormitorio de Carlos y lo encontró dormido. La última vez que se vieron, Carlos era algunos años más joven. Había sido más joven y más fuerte, y su sentido del humor y de la vida, entonces, había sido firme e invulnerable. Pero, hoy, su vieja amiga lo halló tristemente envejecido y deshecho. Asómate a la ventana, Carlos --murmuraba el viento en sus oídos, mientras él dormía y se abrazaba a su almohada descosida--. Asómate a la ventana y saluda a los pájaros, Carlos, y diles cuánto te gusta despertar cada mañana con su música. Asómate y saluda al gato de Cristina, y prométele una caricia, y dirige ese tráfico intenso de nubes con tus ademanes de cómico antiguo, y ordena los bostezos de la gente, y sonríenos al mundo, como otras veces, como otras mañanas. Asómate, Carlos, que ya aprieta el sol. Asómate y derríteme con tus ojos de pícaro. Carlos se agitó un poco en la cama. Su vieja amiga no quería despertarlo. Le palpó la frente y comprobó que tenía algo de fiebre. ¿Quién es, Carlos? --le preguntó el viento--. ¿Quién es ella? ¿A qué ha venido? ¿Por qué te toca? ¿Por qué se interpone? ¿Qué quiere? Dime, Carlos, ¿quién es y por qué ha venido? Asómate y cuéntame por qué ha venido. Asómate a la ventana y regálame un gesto, regálame una risa, y cuéntame quién es y por qué se entremete. Asómate y háblame, que el sol ya aprieta. Ven y dime por qué tienes fiebre y por qué ella te toca. Ven, Carlos, que las nubes se amontonan, que se mezclan y embrollan, que son torpes, que no tienen quien las dirija. Ven y cuéntamelo. Carlos abrió los ojos, aún dormido; contempló un instante la ventana entornada y volvió a cerrarlos. Su vieja amiga se mordió los labios. --Carlos --lo llamó. ¿Quién es? ¿Por qué te llama?, le preguntó el viento. --Carlos, despierta. ¿Qué quiere? ¿Por qué te llama? --Soy yo, despierta. El hombre reconoció la voz y se giró hacia ella, y le dio la sonrisa que el viento aguardaba, y le dio el abrazo que el viento aguardaba, y le dijo que la había esperado, que sabía que tarde o temprano regresaría, y que era verdad, que se sentía envejecido y deshecho, y que estaba preparado. Y su vieja amiga, su vieja enfermedad, se lo llevó esa mañana.
0 Comentarios
Archivos
Abril 2024
Categorías
Todos
|